25/09/2015 – Rep. Centroafricana: “Hay que volver a elevar al hombre”

AIN/AIS.- En una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), Mons. Cyr-Nestor Yapaupa, Obispo Auxiliar de Alindao, nos confía su inquietud por las próximas elecciones del 18 de octubre, al tiempo que subraya los signos de esperanza respecto a una salida de la crisis, en la proximidad de la visita del Papa a finales de noviembre.

¿Cuál es la situación actual de la República Centroafricana en relación con la seguridad?

En la capital y en algunas grandes ciudades, y gracias a la presencia de las fuerzas de la ONU, la seguridad está de nuevo garantizada. En cambio, en las demás localidades y en el campo, la situación se presenta más difícil para la población. Allí todavía operan grupos armados, y los miembros de la milicia “anti-Balaka” siguen perpetrando asaltos y otros excesos como, por ejemplo, en mi diócesis, donde han prendido fuego a un poblado entero hace poco más de un mes. Nosotros, los obispos, continuamos exigiendo el desarme, pero ni el Gobierno ni las fuerzas de la ONU están invirtiendo muchas energías en este sentido. Ahora bien, la situación no puede evolucionar si no se trabaja en pos del desarme.

Las elecciones están previstas para el próximo 18 de octubre. ¿Qué piensa de ellas?

Actualmente, todavía tenemos un Gobierno de transición y estamos a la espera de las elecciones anunciadas para el 18 de octubre, pero nosotros nos preguntamos si se dan las condiciones necesarias para ello. ¿Realmente es el momento de llevar a cabo elecciones cuando todavía hay que enviar a hombres armados a las zonas ocupadas para hacer los recuentos de las listas electorales? ¿Acaso podemos tener elecciones en unas condiciones normales? Esta es la pregunta que se hace ahora todo el mundo, pues va a ser muy difícil. La MINUSCA (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de República Centroafricana) y el Gobierno deben asumir su responsabilidad.

¿Y cómo se sienten actualmente los cristianos?

Eso depende del lugar donde residan, pero, por lo general, tienen esperanza. Desde el punto de vista de la fe, la situación que atravesamos los ha hecho crecer y les ha infundido mucho valor. Se nota que los cristianos son ahora más asiduos y que están más comprometidos que antes. A menudo, les digo: “Lo hemos perdido todo, nos han robado lo material, pero no hemos perdido la fe”.

¿Cómo son las relaciones con los musulmanes? ¿Ha presenciado usted cambios de actitud?

En mi diócesis, en general, nunca ha existido una confrontación entre cristianos y musulmanes. Ciertamente, ahora se nota algo de reticencia entre la gente, pero intentan seguir conviviendo a pesar de todo. Y también nosotros hemos seguido creando plataformas con el Imán y los protestantes, es decir, que nos hemos reunido para debatir. Esto ha dado muchos frutos, pues incluso las autoridades piden consejo a nuestras plataformas. El hecho de ir juntos nos otorga más credibilidad.

En Occidente intentan presentarnos este conflicto como una guerra entre cristianos y musulmanes. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Es deplorable, pues en este conflicto no hay nada religioso. Confunden a los “anti-Balaka” con milicias cristianas, pero cuando veo a sus miembros con todos sus talismanes encima tengo claro que no se trata de cristianos. Yo, como cristiano, llevo mi crucifijo, pero no talismanes. De la misma manera, no todos los Seleka son musulmanes. No se trata de un conflicto religioso, sino político.

¿Qué retos afronta hoy la Iglesia centroafricana?

El principal reto de la Iglesia reside en volver a elevar al hombre, en particular, a través de la formación de la juventud. Los jóvenes son el porvenir del país y, además, representan el 70% de la población. Es preciso ayudarles a que encuentren un sentido a sus vidas: así mejorará la situación, porque con ellos habrá que reconstruir el país. También queremos insistir en la formación humana de los laicos, porque, a partir de ahora, son ellos los principales responsables y aquellos a los que se debería escuchar más. Finalmente, también habrá que ocuparse de la reconstrucción de las infraestructuras, pero, antes que nada, hay que reconstruir al hombre.

¿Cuáles son los signos concretos de esperanza para el día de mañana?

Creo que estamos saliendo de la crisis, pues estamos recuperando una vida cada vez más normal. Algunos poblados que estaban desiertos vuelven a ser habitados, y en otros, donde existía una separación entre barrios musulmanes y cristianos, vuelve a haber una circulación entre ambos. Esto son signos de esperanza. También algunos refugiados retornan al país, y, en cuanto a los que todavía permanecen en el extranjero, esperemos que las cosas vayan mejorando. Es el Gobierno el que tiene que organizarlo todo para que regresen.

¿Qué esperanzas deposita en la visita del Papa del 27 al 29 de noviembre?

Que nos aporte un poco de ánimos y atenúe la tensión para devolverle la confianza a la población centroafricana. Los creyentes lo esperan con gran ilusión y todo el mundo está inmerso en los preparativos. Se trata de un gran signo de esperanza para nosotros, pues esta visita demuestra que, en medio de todas las dificultades, el Papa se acuerda de nosotros.

Ayuda de AIN
AIN ha financiado 5 camiones que servirán para transportar a los peregrinos de las nuevas diócesis a Bangui con ocasión de la visita del Papa (unas 50 personas por camión). Después, estos camiones se quedarán en las diócesis, donde serán utilizados para diferentes actividades. De esta forma, los habitantes de los lugares más remotos podrán reunirse con el Papa en Bangui en los días 27, 28 y 29 de noviembre.

Mons. Cyr-Nestor Yapaupa da las gracias a todos los bienhechores de AIN: “¡Muchísimas gracias en nombre de la población cristiana centroafricana! Gracias a vosotros, no nos sentimos abandonados. Vosotros nos habéis apoyado moral, espiritual y económicamente. Para mí, vuestro apoyo durante estos momentos difíciles es una muestra de vuestro deseo de compartir y un signo de la Iglesia”.

fuente: www.ain-es.org

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